Con la presentación de la agrupación bahiana Olodum, que lleva tres décadas de existencia y un éxito que supera fronteras, cerró anoche la segunda edición del Festival Internacional de Percusión Toque, en el que músicos de culturas, géneros y tradiciones rítmicas disímiles confluyeron ante miles de aficionados durante cuatro días en Tecnópolis.

Los "toques" que hicieron famoso al Pelourinho en todo el mundo hicieron olvidar el frío porteño y trajeron calor afrobrasilero a la noche de Villa Martelli.

Además, en su última jornada, el festival sirvió para que se pudiera ver por primera vez juntos en vivo al grupo Paralelo 33 y a la agrupación de Pipi Piazzolla, Escalandrum, que con su conjunción única de ritmos y los sonidos provenientes del jazz, la milonga y el candombe hicieron temas de Ástor Piazzolla, Frank Zappa y otros autores. Y más tarde fue el turno de Cuban Beats All Stars, original formación cubana que reúne a ex integrantes de Orishas, que trajo al país su vanguardista propuesta de hip hop.

La jornada había arrancado con una clínica de batería a cargo de Tiki Cantero, seguida de una exposición del luthier Leonardo Castello, que se refirió a los pormenores del ensamble africano. Más tarde, el percusionista Alberto Mazza deleitó al público con su charla y demostración sobre “improvisación en el folclore”, donde demostró todo lo que tiene para ofrecer la tradición cultural. La agrupación Metabombo ofreció un show itinerante de bombos legüeros. Y el Auditorio Cultura Argentina se vio colmado pasadas las 16 cuando arrancó el show de Yusa, la virtuosa vocalista, guitarrista, tecladista, bajista y percusionista cubana. Pero eso no fue todo: Facundo Guevara ofreció una clínica de percusión folclórica argentina.

En estos días, la programación incluyó a solistas y grupos como Compañía Oblicua, Mukaita Kaito, Beautiful Trash y Mintcho Garramone, entre otros. Un capítulo aparte merecen las clases magistrales del cubano Pedrito Martínez y de Memeu, de Olodum. El sector de clínicas de batería contó con figuras de renombre como Jorge Araujo, Jota Morelli y Jorge González, por nombrar sólo a algunos.

También hubo lugar para producciones originales, como el concierto de improvisación dirigida con señas en el que se utilizaron 20 automóviles con sus motores y bocinas transformados en música, dirigido por Santiago Vázquez; “Jornada laboral”, un trabajo sonoro inspirado en un fragmento de El mito de Sísifo, de Albert Camus; y Proyecto Gómez Casa, creado por el multiinstrumentista y performer Rodrigo Gómez.

Con el objetivo de exponer la vastísima variedad de ritmos y géneros que giran en torno a la expresión sonora más primaria, el sonido de la percusión, los organizadores desplegaron seis escenarios, clases magistrales y talleres en la continuidad de una experiencia que ya fue probada con éxito el año pasado. Organizado por el Plan Nacional Igualdad Cultural, la iniciativa contó con el respaldo de las carteras nacionales de Cultura y de Planificación Federal, Inversión Pública y Servicios.

Los chicos también tuvieron su afinación especial: en  el espacio “Toquecito”, aprendieron  percusión a través de juegos a cargo de  las escuelas de percusión argentinas Aguanilé, Hacelo Sonar y Siete Octavos. Y otro de los sectores más visitados de la muestra fue la feria de fabricantes de instrumentos de percusión, que reunió a luthiers de todo el país.

Durante cuatro días, se dieron cita figuras y grupos internacionales como La Mambanegra, de Colombia, los uruguayos Martín Ibarburu y "Tatita" Márquez, el portorriqueño Giovanni Hidalgo, y los senegaleses Gali Dun Dun y Fall Madior Dieng. Y la percusión local estuvo representada por Los Negros de Miércoles, Paralelo 33,  Escalandrum, La Compañía Oblicua, Santiago Vázquez, La Descarga Mambo Jazz, Facundo Guevara, Marcos Serrano, Sebastián Hoyos, Elemí Rumba Porteña, La Sandunguera, Sonora Camarón y Cafundó, Choque Urbano y La Bomba de Tiempo, entre otros.