Acontece em Barranquilla, Colombia
El Heraldo , Colombia |
26/02/2017 às 10:22
A imensa minhoda de flores
Foto: El Heraldo
203 grupos folclóricos desfilaron en la Batalla de Flores del Recuerdo. Comparsa de mujeres violentadas, un indio sin escudo y un caimán en silla de ruedas son algunas historias.
El brillo y el color inundaron desde tempranas horas de la tarde la calle 74 con carrera 44, en La Troja. Faltaban 30 minutos para las dos de la tarde y un masivo público ya se encontraba a la espera de las flautas de millo, los tambores, las papayeras y los picós. Con un desfile de motos disfrazadas de negrita puloy inició la Batalla de Flores del Recuerdo ‘Sonia Osorio’, mientras que los asistentes se entonaban con agua, maicena y espuma.
Además de los locales, desde Cundinamarca, Meta, Bolívar, César, Córdoba, Santander y Antioquia llegaron al desfile danzas que enriquecen el patrimonio nacional. En total fueron 203 grupos folclóricos los encargados de poner a bailar y a aplaudir a los espectadores. A ello se le suman carrozas, tráilers musicales de emisoras de la ciudad y disfraces individuales y colectivos. A lo largo del trayecto la Policía instauró vallas para mantener el orden y seguridad del evento.
Así pues, el folclor de la región se mezcló con joropo, las polleras con vestidos llaneros y las palanganas de dulces palenqueros con frutas del interior del país. Proveniente de Magdalena, el Gusano Gigante de Zapayán ‘salió del río’ con un legado de tradición. La danza nació en 1999 imitando el tren de las antiguas fiestas patronales de los pueblos ribereños, según explicó su director, Rafael de la Cruz.
Una hilera de 22 bailarines hacía movimientos ondulados en un vestido naranja con pelos como los del ciempiés. Era un gusano bailador que seguía el ritmo de la tambora. Así resaltaron danzas de tradición en las filas dicharacheras: el Paloteo con la historia de una guerra en los golpes de sus palos, los fuertes movimientos del mapalé, el asalto del caimán cienaguero a las damas y las morisquetas del Son de negro.
Y sonaba también la flauta e millo, el alegre, el llamador y la maraca. Con ese compás, Petrona Martínez, de 85 años, movía la pollera de chifón de un lado a otro sonriendo al público, “como cuando era joven”. Era una de las 30 señoras de la tercera edad que con cumbia se gozaran el Carnaval en la comparsa Yo también tuve 20 años, que es el resultado de la unión de dos grupos: Damas del Folclor de Cartagena y Años dorados.
Ellas llevaban en el ritmo de sus pies la experiencia de vida y a su majestad la cumbia, que en el desfile contó con pocos representantes en cumbiambas. En general, las danzas de tradición no fueron, esta vez, las protagonistas del recorrido carnavalero. El resplandor de la fantasía llenó de brillo las calles de inicio a fin, como por mandato real.
Encima de una carroza de cumbiamberos brilló Valeria Rocha Forero, reina del Carnaval de la 44, con su Fantasía real, nombre del traje rojo de dos piezas con un tocado y un burro de plumas blancas. Después de ella fueron apareciendo las otras beldades de esta fiesta: los reyes infantiles Salomé Blanco Cueva y Diego Gil con sus vestidos de coronación, y el rey Momo vitalicio, Osman Torregrosa.
A ellos y a los grupos los custodiaban disfraces individuales y colectivos que reflejan el ingenio y creatividad del barranquillero. El payaso Willy se llevó el picó como luto de las “últimas verbenas de Carnaval después del Código de Policía, el cacique de la junta llegó con las canciones de Diomedes Díaz, los guerreros de la jungla, las negras bullangueras y muchos más.